miércoles, 16 de febrero de 2005

Million Dollar Baby



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Llevo como tres semanas diciendo "mañana escribo una crónica", y nunca encuentro un rato. La gripe dichosa me tuvo apartada del ordenador, y aún estoy intentando recuperar el trabajo que no he pude hacer. No me puedo explayar mucho, pero tengo que contaros lo estupenda que es Million Dollar Baby, la última peli de Clint Eastwood, mi republicano favorito.

No quiero destripar mucho la peli, aunque si la queréis destripada y sabéis inglés, sólo tenéis que buscar un poquito para leer la polémica que se ha creado alrededor su giro argumental. Y no cuento nada más.

El tema del boxeo no me llama mucho la atención, la verdad, pero dado que la crítica en general se deshacía en halagos hacia Eastwood, y que decían que era tan buena como Mystic River, que me encantó, pues allá que me fui. Y comprobé que, efectivamente, es tan buena como Mystic River. No he visto Rocky, ni sus efectos secundarios, pero no creo que llegue al nivel de sutilidad e inteligencia de Million Dollar Baby. Eastwood hace de una historia de superación personal, de esas que tanto se llevan en las TV-movies de la hora de la siesta, una histora conmovedora pero muy lejos de ser cursi. Como en Mystic River, los protagonistas son currantes, gente que tiene que luchar cada día por salir adelante, con sus fantasmas personales que les persiguen y no le dejan en paz. Y como en Mystic River, se pone en cuestión qué rábanos ha hecho esta gente para que Dios no les eche una manilla (y ya os podéis ir imaginando quiénes han empezado la polémica). Million Dollar Baby es una obra soberbia, del mejor Eastwood (que ya me está dando mala espina, y me da que se llevará el oscar y tito Marty se quedará a dos velas como siempre; por otro lado, si se lo lleva Eastwood se lo debería llevar Amenábar, pero ya hablaré mañana de mis oscar woes).


Todo el argumento se centra en los tres personajes principales--Hillary Swank es una camarera que quiere salir adelante y hacer algo con su vida; Clint Eastwood es un entrenador con sus miedos y traumas, que no quiere chicas en su gimnasio, y Morgan Freeman es el portero del gimnasio, que sabe más de boxeo de lo que parece. Realmente estas tres últimas líneas no les hacen justicia a los tres maravillosos personajes, encarnados igual de maravillosamente por cada actor, pero sin tirarse el moco, como lo harían Pacino o De Niro. La Swank y Morgan Freeman ya sabíamos que son fantásticos (aunque la primera no haya dado pie con bola desde su oscar), el que te deja clavado en la silla es Clint Eastwood. Si en Unforgiven encarnaba a un pistolero crepuscular, aquí vemos cómo sería Harry el Sucio si se hubiera dedicado al boxeo. Y ver llorar a Harry el Sucio es una experiencia inolvidable.

Si no habéis visto Million Dollar Baby, no sé a qué estáis esperando. No os olvidéis los pañuelos de papel.

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