viernes, 5 de agosto de 2011

Cuesta tomarse en serio los anuncios anti-piratería

La industria internacional del cine ha lanzado una cruzada contra la piratería, incluyendo campañas para convencer a los consimidores de que piratear películas (o música, o lo que sea) es malo malísimo y te convierte en un criminal de cuidado. Lo peor es que algunos de los anuncios en cuestión estan un poquiiiito pasados de rosca, y cuesta un poco tomárselos en serio. Aquí tenéis un par de ejemplos.

En Japón, antes de que proyecten la película, ponen la advertencia que se ve en el vídeo de abajo. Como siempre, los japoneses se superan en originalidad y capacidad para decir cosas muy serias de una manera entrañable.



En los DVDs de Reino Unido ponían este anuncio, tan malo que parece una parodia. Nótese cómo en el vídeo se menciona que la piratería financia el terrorismo y amenaza nuestra vida diaria. La efectividad de este anuncio es bastante dudosa: en las copias piratas tendrán la cortesía de quitar esta chapuza, mientras que los que lo hemos comprado legalmente tenemos que aguantar el vídeo (que no te puedes saltar). No os perdáis la estrategia FUD que destila el anuncio.



Como ya saben los habituales de este blog, no hace falta recurrir a la piratería para disfrutar del cine. Hay muchas películas que ya estan online, gratis y se pueden ver de manera legal.

lunes, 1 de agosto de 2011

Super 8: JJ Abrams quiere ser Spielberg

La cartelera veraniega está un poco desolada, así que he acabado viendo Super 8 (2011) en el cine al lado de mi casa. Aunque es entretenida y de buena factura, para los que hemos crecido con las películas de tito Steve, la película es previsible y formular.

Según IMDB, JJ Abrams quería rendir homenaje a las películas de Spielberg de los 70 y 80, desde Tiburón (Jaws, 1973), a Encuentros en la Tercera Fase (Close Encounters of the Third Kind,1979), a E.T. El Extraterrestre (1982), así como a las películas que produjo en los 80. Y no hace falta que lo diga: desde la pandilla de niños que se enfrenta a circunstancias extraordinarias, a las familias monoparentales con problemas de comunicación que superan al enfrentarse a una crisis de exageradas proporciones. Tenemos un misterio terrorífico que se revela paulatinamente, en un pueblo del medio oeste americano en el que nunca pasa nada. Todo acompañado de una banda sonora que recuerda mucho a John Williams, pero que está compuesta por Michael Giachinno (uno de mis compositores recientes favoritos).

Abrams tiene muy buena mano para plantear misterios (sólo hay que ver la serie Perdidos (Lost, 2004-2010)). Es un director y guionista competente, pero le falta brío y sello propio. Quiere ser Spielberg, y para ello ha conseguido que Spielberg mismo produzca la película, pero no tiene una narrativa particularmente expresiva o llamativa. Spielberg también copiaba a los maestros (David Lean más que nadie) y es una enciclopedia cinematográfica andante. Abrams creció en Hollywood, y utiliza La Guerra de las Galaxias (Star Wars, 1977) como principal referente, y parece aspirar a hacer más de lo mismo. Bien hecha, entretenida, pero sin desafiar convenciones o tomar muchos riesgos.

Donde más se nota la diferencia con Spielberg es que el reparto principal, compuesto por actores en la temprana adolescencia, le falta un poquito de espontaneidad. Y aunque son todos muy buenos, en especial los protagonistas Joel Courtney y Elle Fanning, tienen un poquito de "niños Hollywood" que nada tiene que ver con el candor de Henry Thomas y Drew Barrymore en E.T. (1982), o del precoz Christian Bale, que aún pone los pelos como escarpias en El Imperio del Sol (Empire of the Sun, 1987). De todas maneras, los chicos tienen su gracia y su gancho; Cary (Ryan Lee) es un pirómano precoz muy divertido, por ejemplo. Pero también se ve el ramalazo de Abrams en el personaje de Charlie (Riley Griffiths), un aspirante a cineasta que rueda una película casera con la pandilla (de ahí el "Super 8" del título). Charlie tiene un vocabulario y una soltura inusitadas para un chico de su edad que vive en mitad de la nada (Ohio es muy grande), y con pocos medios. Habla como hablaría Abrams, que ha crecido entre cámaras gracias a su padre productor.

Mis objecciones son fruto de que me estoy volviendo un poco gruñona, pero he pasado un buen rato con la película. Es una buena razón para salir de casa, asustarse, reír y emocionarse acompañada/o de unas palomitas al refugio del aire acondicionado de la sala.