Indomable (
Brave, 2012),
Valiente en Latinoamérica, es una película que está hecha para mí, como si fuera de encargo. Pixar a la cabeza (aunque me negué a ver
Cars 2), la protagonista es una chica de armas tomar, tiene lugar en Escocia, una nación a la que tengo mucho cariño, con actores escoceses de verdad, o que saben hablar con acento escocés, como mi queridísima Emma Thompson, y para rematarla, la música es de uno de mis compositores favoritos, Patrick Doyle (que también es escocés). Como extra, uno de los co-directores / co-guionistas es Steve Purcell, conocido por los cómics de
Sam & Max, y por ser ilustrador de las aventuras gráficas de la época dorada de LucasArts, como
The Secret of Monkey Island.
Iba preparada para que me gustara la película, pero con ciertas reservas. Había leído un par de reseñas que parecían decepcionadas con el resultado, más porque era más Disney que Pixar. Preocupada por que al final acabara siendo algo como
Cars (2006) o
Monsters Inc. (2001), dejé pasar una semana desde su estreno hasta que he ido a verla. Creo que el problema de estos críticos es que tenían unas expectativas estratosféricas, que ninguna película podría alcanzar, y no han llegado a darse cuenta de que
Indomable es una pequeña maravilla, inusitada entre tanta tontería hollywoodiense.
Es cierto que por la premisa es una película de princesas a la Disney, como
Mulan (1998), o la reciente
Enredados (
Tangled, 2010). Si la comparamos con
Enredados, que ya me sorprendió gratísimamente, es tan o más divertida, de maravillosa factura visual, y con mejor banda sonora (vale, en esto
mi opinión es muy parcial). Pero la princesa Merida, que es escocesa y no extremeña, no se limita a ser una aguerrida princesa que se forja su propio destino. Indomable trata sobre la relación entre una madre y una hija, su conflicto, en el que ninguna de las dos termina de estar equivocada o tener razón. Es mucho más sutil y humana que las películas de princesitas y magia, como La Bella y la Bestia (Beauty and the Beast, 1991), por ejemplo. Además, la película se atreve a subvertir las convenciones de los cuentos de hadas (atención, que os destripo la película hasta el final del párrafo): al final, el triunfo de la princesa no consiste en casarse con quien ella quiere, sino en que todos se casen con quien les dé la gana, y cuando mejor les venga, y eso no tiene que ser durante la película misma.
Las mujeres son las que llevan la batuta: la reina (interpretada por Emma Thompson en inglés) tiene que enseñar a su hija a ser inteligente, porque los hombres son una panda de brutos y gamberros. El rey, bonachón y campechano, gobierna a golpe de carisma en lugar de estrategia. La reina pone las reglas, y la princesa las desafía; mientras que los hombres se dedican a las peleas de bar, ellas son las que dan el resto y luchan por el reino. La tercera fuerza en la película es una brujita, que sabe mucho más de lo que parece. Los hombres están para la comedia, mientras que las mujeres llevan el drama de la película.
Indomable no es perfecta, por supuesto. El típico momento de revelación es un poco forzado y parece salir de la nada. Los tres hermanos de la princesa son un poquito estereotípicos, y parece que los personajes les tratan más como mascotas que como personajes. Si me pones, son como el conejito Max de las historias de Steve Purcell, salvajes y siempre con hambre. Pero ahí se acaban mis objecciones.
Después de leer un poquito más sobre la película, me entero que iba a ser la primera película de Pixar dirigida por una mujer, pero la despidieron cuando ya llevaban 3/4 de la película hechos. Según las entrevistas,
Indomable podía haber sido mucho más feminista y menos típica, lo que me entristece un poco. A ver si la próxima tenemos una película sobre mujeres, hecha por más mujeres, para que la vean madres e hijas juntas. De momento, si nos tenemos que conformar con
Brave, no estamos demasiado mal.
Para acabar, os dejo con el trailer de la película en Japón, que presenta la película como si fuera la versión escocesa de
La Princesa Mononoke (
Mononoke-Hime, 1997).