Hace un par de semanas tuve la oportunidad de visitar el Museum of the Moving Image en Nueva York, donde actualmente hay una exhibición dedicada a Jim Henson. Aparte de poder ver a Epi y Blas cerquita y de verdad, se estaban proyectando una serie de cortos y documentales en los que trabajó Henson. En la retrospectiva se destaca que sus comienzos fueron como diseñador gráfico, y que uno de sus primeros trabajos cinematográficos fue Time Piece (1966), un corto surrealista que sigue las peripecias de un hombre (el propio Henson), creando una melodía con cada acción. El corto obtuvo una nominación al oscar, probablemente bien merecida por el virtuosismo visual y rítmico de la pieza. Mejor lo veis en el vídeo de abajo.
Hace tiempo que caí en la cuenta de que los cortos que ponían para enseñar a contar a los niños tendrían su sitio en una sala de arte y ensayo como piezas experimentales. Y si no me creéis, echadle un vistazo a la canción del pinball para aprender a contar hasta 12; aquí tenéis la versión con todos los números en inglés. Seguro que se os pega la tonadilla.
Así, resulta que gracias a Jim Henson no sólo apredimos los colores, cerca y lejos, los números y las letras, sino que también estábamos viendo cine de vanguardia (aunque a muchos se les haya olvidado al hacerse mayores).
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